Jueves 20 de Mayo del 2021 - Nacionales

Trabajo Infantil: “Hay un discurso de naturalización y eso es con lo que tenemos que romper”

Así se refirió el secretario gremial de la Unión de Obreros Ladrilleros de la República Argentina, Norberto Cafasso, sobre la problemática del Trabajo Infantil en Argentina.

Escuchar/Descargar la entrevista a Norberto Cafasso, secretario gremial de la Unión Obreros Ladrilleros de la República Argentina (UOLRA).

En el año internacional por la erradicación del Trabajo Infantil (TI), el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) participa de la campaña comunicacional “Enfrentemos la pandemia #SinTrabajoInfantil”, que lleva adelante un conjunto de países nucleados en la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libres de Trabajo Infantil.

En el marco de esa campaña, Norberto Cafasso, secretario gremial de la Unión Obreros Ladrilleros de la República Argentina (UOLRA) e integrante de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil por el sector sindical, opinó que “hay un discurso de naturalización” sobre el trabajo infantil y aseguró que «eso es con lo que tenemos que romper”.

También contó que no hay estadísticas a nivel estatal para saber si aumentó el trabajo infantil durante el contexto de emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus; explicó el rol que desempeña el sindicato respecto a la problemática del TI; y, se refirió a las consecuencias que tiene el trabajo del ladrillo en niños, niñas y adolescentes.

¿Cree que se incrementó el Trabajo infantil en pandemia?

-Nosotros no tenemos estadísticas, como no los tiene tampoco el Estado, pero sí tenemos datos de Unicef y UCA que dicen que la pobreza ha aumentado significativamente. Y tenemos datos de lo que vemos en el territorio, en las ladrilleras, que están ubicadas entre 40 y 100 km de los cascos urbanos.

Lo que se produce es que por la falta de presencialidad en la escuela se agrava la situación, porque hay falta de conectividad en zonas periurbanas o rurales. Eso produce un aumento del trabajo infantil en distintos órdenes: uno, en las ladrilleras propiamente dichas; otro que atraviesa la cuestión de género porque se produce un trabajo doméstico intensivo. Las niñas que no van a la escuela empiezan a ocupar un rol que antes no ocupaban u ocupaban en menor medida, que es quedarse a cuidar a sus hermanitos, cocinar y limpiar la casa, porque las madres tienen que salir a buscar recursos.

Y, en menor medida, se ve también el Trabajo Infantil para el autoconsumo, la construcción o huertas. No como cuestión didáctica sino como trabajo que insume horas. Los planes sociales y el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) produjeron un pequeño movimiento donde algunas familias pudieron agrandar su vivienda y usaron como mano de obra sus hijos e hijas.

¿Cómo es el trabajo desde el sindicato en la temática?

-Nosotros trabajamos en el territorio, limitados también por la pandemia. Articulamos con distintos sectores, por ejemplo con las Comisiones Provinciales para la Erradicación del Trabajo Infantil (COPRETI). Tenemos avanzado en la COPRETI de la provincia de Buenos Aires, que tiene distintos nodos, como ladrilleros o recolectores. Tenemos dos proyectos, uno en el el nodo Chapadmalal y otro en San Andrés de Giles. Tenemos una articulación con la SENAF que están emplazadas en Las Heras, Mendoza, en Las Tapias; en el Valle de Traslasierra, Córdoba; en Misiones, en un barrio llamado El provenir 2 y en Santa Elena, un pueblo en Entre Ríos.

En Las Heras son todas familias migrantes bolivianas, en Córdoba también y en la Mesopotamia son argentinos que hace décadas son familias ladrilleras

¿Por qué es tan grande el nivel de informalidad en el sector?

La industria ladrillera está caracterizada por la informalidad. Hay que remontarse a los modelos neoliberales desde los ’90. Si uno ve el IFE y las políticas sociales aparece un número de habitantes como si aparecieran ahora, pero siempre estuvieron, ese 40 o 42% de trabajadores informales. Hay un componente migrante desde los ’90. Empieza a haber una migración masiva generalmente de Bolivia que vienen a buscar mejores oportunidades de trabajo. En relación al país de origen, son mejores por las condiciones de vivienda y salud. Aquí, en Argentina, tenemos un plafón social deficiente pero que garantiza la escuela pública, el hospital público y algunas condiciones que dan derechos a los migrantes. Pero a su vez los ponen en situación de vulnerabilidad en sí por ser migrantes. Y se mezcla con la tradición de los hornos de argentinos y argentinas, que se traslada de familia en familia.

Esto hablando de la economía popular, no de la patronal, porque ahí sí estamos hablando de leyes laborales, de la 26.390, el artículo 148 bis, el convenio 182, entre otras. En ninguna ladrillera con patrón puede trabajar ningún niño o adolescente menor a 18 años porque es trabajo peligroso, pero en la economía popular es diferente porque uno no penaliza a los padres y la situación de trabajo es distinta; ellos trabajan y viven en el mismo lugar. El patio de las niñas y niños es su propio horno; eso viene de décadas, es pobreza e informalidad estructural que tienen que cambiar con políticas de Estado.

¿Qué iniciativas proponen desde UOLRA?

-En ese sentido, lo que estamos articulando son Mesas ladrilleras provinciales para hacer un relevamiento de la industria ladrillera y tener una diagnóstico certero. Se está promoviendo una Mesa Nacional donde estaría el área de Minería, el Ministerio de Trabajo, el de Producción, una serie de actores, sindicatos, Cámaras patronales, para buscar políticas de formalización del sector, porque a nosotros lo que nos interesa es el trabajo decente. En ese marco tenemos la campaña contra el TI.

¿Cómo es el sistema de venta? ¿Qué papel cumplen las comercializadoras y cómo se puede construir una cadena de valor que respete los derechos?

-En cuanto a cadena de valor hay dos bien diferenciadas. Una, es el horno con patrón, cuando no cumple con el Convenio Colectivo o la escala salarial hay una legislación y un protocolo para intervenir, citando al Ministerio de Trabajo, eligiendo delegados gremiales, dándoles formación gremial a los compañeros. Pero otra cosa es cuando en la cadena de valor hay un comercializadora que se nutre de la economía popular. No articulamos con esa gente porque lo llamamos “patrón oculto”. Son comercializadores. Suponete, van a los hornitos de economía popular, le dicen “te doy tanto”, los compañeros no pueden negociar el precio, y las comercializadoras lo venden al 400%.

No es lo que pasa con la patronal ladrillera, con la Cámara, ellos no hacen eso. Trabajan directamente con sus trabajadores. Al ser PyMEs tienen una pérdida de valor porque las grandes cadenas como Easy o Sodimac les sacan un 300%, pero porque también hay una debilidad en las cámaras que nosotros tenemos que fortalecer.

¿Cómo se puede atacar ese círculo que debilita al sector de la economía popular?

-En relación a la economía popular y la comercialización, tenemos la propuesta de los parques ladrilleros, como un parque industrial donde estos compañeros y compañeras tendrían monotributo, aportes, obra social y podrían facturar. Desde ahí, encarar el tema de la comercialización , ver cómo a través de una logística de camiones ser ellos mismos los que comercialicen y sacar a este sector del medio.

¿Cómo contribuirían a la lucha contra el TI esos parques?

-De manera importante. No digo que lo vamos a solucionar 100% pero de hecho esos hornos que están en el mismo lugar donde viven y es su patio y ven a los padres trabajando ya no van a estar, no van a vivir en el mismo lugar que trabajen. Y con otras políticas públicas habría que ver cómo reforzamos las trayectorias educativas, todo lo que tiene que ver con educación.

Somos un gremio chico, no tenemos estructura, no tenemos recursos pero sí tenemos claro desde 2015 que una de las luchas fundamentales es contra el TI. Sin trabajo decente no podes tener los hornos de ladrillos libres de TI. Es una bandera importante.

Tenemos una campaña nacional que se llama Los únicos privilegiados son los niños. Desarrollamos actividades; un librito con apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que se llama Pasaporte a tus derechos laborales y migratorios. Es un librito en forma de pasaporte donde están las leyes, el artículo 182, el 188, la ley 26.390. Eso nos sirve de articulación en el territorio.

¿Cree que la sociedad argentina es tolerante al TI o lo justifica?

-Me parece que hay una naturalización del TI. Visibilizar las problemáticas no es fácil, pero si vos ves las problemáticas del feminismo, han logrado un nivel de visibilización, se ha puesto en cuestión ese mecanismo hermenéutico donde estaba naturalizado que la mujer es complemento del hombre. No digo que este solucionado, seguimos siendo una sociedad machista, pero el feminismo ha logrado poner el tema en agenda. El trabajo infantil sigue invisibilizado. Si ves todas las denuncias que se hacen en la justicia hubo solo dos condenas porque los jueces piensan que es mejor que trabajen a que estén drogándose en la esquina. Hay un discurso de naturalización, y eso es con lo que tenemos que romper. No solamente con las condiciones objetivas de pobreza sino también con la naturalización.

¿Cuáles son los riesgos específicos del trabajo en el ladrillo?

-Las consecuencias son enormes. Calcula que en los hornos de ladrillo hay un polvillo, eso trae consecuencias respiratorias, el hecho de levantar cosas pesadas afecta mucho al cuerpo, también secuelas psicológicas. Yo empecé a trabajar a los 12 años, uno sabe que el juego es fundamental para niñas, niños y adolescentes. Pensaba que cuando un niño emancipa lo que agarra de sus sentidos, agarra un lápiz y piensa es una espada; es un proceso de abstracción que un chico que trabaja no lo tiene; eso le da menos posibilidades para el futuro. Un niño, niña o adolescente que trabaja deja de ir a la escuela; si la termina es en peores condiciones y tiene menos lugar para el esparcimiento. Es muy importante entender que el TI condiciona el futuro de esa niña o niño o adolescentes; en general los condena a repetir el círculo de la pobreza. Falta mucho, pero estamos trabajando.

*FARCO es parte de la campaña Enfrentemos la pandemia #SinTrabajoInfantil, de la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libres de Trabajo Infantil

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