Viernes 21 de Mayo del 2021 - Nacionales

Trabajo Infantil: "En este siglo no podemos seguir diciendo que es cultural"

Así se expresó Rosario Hasperué, referente de la CTA Autónoma, en el marco de la campaña Enfrentemos la pandemia sin Trabajo Infantil. Además, sostuvo que los sindicatos son "un actor clave para la erradicación del TI" en el país.

En el año internacional por la erradicación del trabajo infantil, el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) participa de la campaña comunicacional “Enfrentemos la pandemia #SinTrabajoInfantil”, que lleva adelante un conjunto de países nucleados en la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libres de Trabajo Infantil.

En ese marco, Rosario Hasperué, referente de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) Autónoma e integrante de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil por el sector sindical, aseguró que, según estudios de distintas organizaciones internacionales como el Mercosur o la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la pandemia provocó «un aumento real» del Trabajo Infantil que aborda «desde lo rural a lo urbano«. También – entre otras definiciones – sostuvo que los sindicatos son «un actor clave para la erradicación del TI» y remarcó que «en este siglo no podemos seguir diciendo que el trabajo infantil es cultural, porque sabemos que los pibes no tienen opción«.

¿La pandemia agudizó la problemática del trabajo infantil? ¿En qué sentido?

-Sí. En los informes de los distintos organismos que están haciendo investigación desde el Mercosur o la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dan cuenta que existe un aumento real. En principio, el aumento de la pobreza y del desempleo en todo el país también impacta en el aumento del trabajo infantil. La pandemia vino a aumentar esos indicadores, por lo tanto hay un aumento del trabajo infantil de niños y jóvenes que tienen que salir a trabajar para ayudar a sus familias.

¿Hay algún sector en particular o tipo de TI?

-El TI se aborda desde lo rural o lo urbano, pero también existen formas que abordan en ambas partes, por ejemplo, lo que tiene que ver con cosecha y ventas. Pero también en las ciudades el mendigueo, el cirujeo y toda clase de trabajos que implican la sobrevivencia.

-¿Cuál es el rol de un sindicato en esta problemática?

-Nosotros creemos que como trabajadores organizados sindicalmente somos un actor clave en la lucha por la  erradicación porque luchamos por el trabajo decente, el pleno empleo, mejores condiciones de trabajo para el mundo adulto. Para nosotros la solución al trabajo infantil es trabajo decente para los adultos y justicia social. Los niños y niñas que trabajan no es por elección sino necesidad, por falta de opción y oportunidad.

El TI le compite a la escuela. Los niños que trabajan dejan la escuela o tienen menor rendimiento; y eso reproduce un circuito de exclusión porque acceden a puestos de trabajo menos calificados, por lo tanto para nosotros es fundamental insistir con el trabajo decente de los adultos.  Trabajamos en propuestas que tienen que ver con poner el foco en las economías locales para la generación de empleo genuino en los lugares donde viven estos niños y niñas; trabajo genuino para los adultos y trabajo adolescente protegido para los jóvenes que están en edad de trabajar respetando la instancia de formación y los derechos. Bajo ningún punto de vista aceptamos que se utilice a los niños y niñas como mano de obra barata para reproducir el circuito de pobreza y exclusión.

¿Pensás que la sociedad argentina es tolerante al TI o lo justifica?

Creo que hay bastante tolerancia al TI y hay bastante indiferencia. Existen muchos niños y niñas utilizados por empresarios pero también existe mucho que trabaje en el seno de sus propias familias. Se entiende que es una cuestión cultural que se dediquen a cuidar hermanos, a las nenas hacer de niñeras de familias conocidas, o ser parte de los trabajos en el ámbito rural o, incluso, urbano que son familias enteras que salen a trabajar; se naturaliza que el niño salga junto a sus padres para ayudar a su familia. Esta aceptado y tolerado. Y por el lado de lo indiferente, es una sociedad que no se escandaliza cuando ve un niño limpiando vidrios en las esquinas o vendiendo estampitas o flores. Al contrario, les compramos.

-Hay una tensión entre la responsabilidad individual cuando le compramos, con la dimensión estructural ¿Qué decimos al que piensa que no va cambiar nada si no le da a ese chico puntualmente?

Creo que este año mundial nos pone a reflexionar, contra las cuerdas, nos obliga a mirar de frente la problemática, dejar de esconderla bajo la alfombra, encararla de lleno.

Todos tenemos una responsabilidad concreta frente a esta problemática. El Estado tiene mayores niveles de responsabilidad para prevenir y erradicar el TI y para poner a disposición líneas de atención rápida y concretas con soluciones eficientes cuando nos encontramos en la calle ante un niño que trabaja. Lo que ocurre es que hoy por ahí tenemos una buenas intenciones pero no sabemos a quién recurrir. El Estado tiene áreas de Niñez, tiene leyes nacionales y provinciales. Deberían estar trabajando para que la ciudadanía sepa con qué líneas contar ante situaciones de  trabajo infantil en el sector urbano.  Esta naturalización muchas veces se debe a que el ciudadano no sabe cómo actuar.

Podemos terminar con esta problemática pero necesitamos que se ponga a funcionar un engranaje que tiene que arrancar desde el estado con concientizacion, con lineas de atención y oficinas adecuadas, y que la ciudadanía en general pueda saber como actuar.

Por supuesto que desde la ciudadanía ser menos tolerantes, entender que un niño que trabaja esta perdiendo horas de juego, horas de ocio, de formación, de educación. Está demostrado también que genera muchísimos problemas en su salud, en su desarrollo psicomotriz lo estamos condenando a la exclusión por el resto de la vida.

Darle niveles de responsabilidad tan importante a niños de 12 años o de 9 que estén a cargo de hermanitos bebés es darle a un niño una responsabilidad que todavía no esta preparado para tener.

Los niños tienen derecho a ser cuidados, y el cuidado es responsabilidad del mundo adulto. Lo que sucede es que vivimos en unas sociedad muy individualista donde parece que los niños son solamente de sus padres y sus madres; no es una sociedad que esté atenta al cuidado de todos los niños.

¿El cuidado como categoría más colectiva y la mirada de género contribuyen en esta lucha?

-Sí, la mirada de un sistema de cuidado diferentes está impulsada desde la perspectiva de la economía feminista. Somos las mujeres las que empezamos a plantear que el cuidado es un derecho, no puede recaer solamente en la mujer; necesitamos una ética del cuidado diferente en cuanto a la igualdad. Hoy tenemos personas enfermas, adultos mayores, niños y niñas, todos son cuidados por personas de su entorno familiar que son mujeres o personas que trabajan en esos cuidados que la mayoría también son mujeres y están peores pagas.

¿Qué políticas concretas ayudan?

-Está demostrado que tanto la Asignación Universal por Hijo, como el Ingreso Familiar de Emergencia colaboran en estas familias donde hay trabajo infantil; son importantísimas pero también otro tipo de medidas como las escuelas, la extensión de la jornada educativa, espacios de cuidado, guarderías, y también, por ejemplo, la extensión de las licencias por paternidad; sería una medida concreta en el sector del trabajo formal.

¿Cómo dialogan las políticas de los sindicatos con el hecho de que en Argentina hay una cantidad importante de trabajadores en la economía informal?

-La CTA autónoma desde su fundación afilia a trabajadores directos porque desde una concepción ideológica consideramos que trabajadores somos todos y todas en edad de trabajar. Tener o no tener trabajo, formal o no formal, es una circunstancia.

¿Por qué el trabajo infantil como problemática no es parte de la agenda de noticias?

-Porque está naturalizado, no se ve como problema, por lo tanto no lo vas a ver como noticia; la noticia es lo que a los periodistas o a los medios los escandaliza. También el TI se maquilla bastante con esta cuestión de que es cultural. En este siglo no podemos seguir diciendo que el trabajo infantil es cultural, porque sabemos que los pibes no tienen opción.

*FARCO es parte de la campaña Enfrentemos la pandemia #SinTrabajoInfantil, de la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libres de Trabajo Infantil

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