Medios comunitarios y populares, en el radar del poder
El pasado 7 de junio se conmemoró un nuevo Día del y la Periodista. En ese marco, medios cooperativos, comunitarios y alternativos del área gráfica, audiovisual y radial plantean la necesidad de la distribución equitativa y federal de la pauta publicitaria. La siguiente es una reflexión de Juan Pablo Gavazza.
Por Juan Pablo Gavazza (*)
El desembarco de Alberto Fernández en La Pampa sirvió también para que aceptara en la agenda el debate por el excesivo centralismo de los medios del establishment y la necesidad de mirar, también en ese rubro, al espacio fed&pop.
El periodismo comunitario –que hoy también celebra su día- entró en el radar del poder: hubo (hay) un viaje, que seguirá siendo una travesía, desde aquel “la comunicación es un negocio” a este «lo que debemos garantizar en la Argentina es la pluralidad de voces, porque esa es la verdadera comunicación».
Es apenas un primer paso -que todavía tiene limitaciones, prejuicios e ignorancias- para remontar la cuesta de la decadencia macrista y retomar el camino que conduce al «Nunca Menos«.
En aquella entrevista con Tiempo Argentino, hace casi un año, Alberto F consideró que haberle dado espacios a los medios comunitarios y sin fines de lucro constituía un “problema”. Y a contramano de lo que demuestran vastas experiencias en todo el país, dijo que esos medios populares no pueden ser sustentables.
Esta vez, parece haber comprendido que esa sustentabilidad depende también, en parte, del Estado. Como la comunicación no es un negocio, no es un asunto del mercado. Y el Estado tiene un rol concreto, que es el que definió el presidente: “garantizar la pluralidad de voces, porque esa es la verdadera comunicación”.
¿Cómo se hace? Con recursos.
El aguante
No por casualidad las dos preguntas que sonaron rupturistas en la conferencia, y que demandaron de Alberto F su Modo fed&pop provinieron de CPETV y de Radio Kermés. Su presencia en esa grilla también es un gesto: el periodismo cooperativo y comunitario incorporado en el radar del poder.
Durante el kirchnerismo hubo en ese ámbito una estrategia pifiada: aplicando la lógica de que para gestionar medios tiene que haber “empresarios”, se apostó por una serie de mercenarios berretas en lugar de democratizar y tener más en cuenta a los medios populares, que son los que genuinamente han bancado (y bancan) las políticas nacionales, populares y democráticas.
Otro sótano de la democracia
La obligación estatal de garantizar la pluralidad de voces, en boca de un presidente, es una definición histórica. Cuán largo es el trecho del dicho al hecho lo marcará el destino.
Los años del macrismo fueron agobiantes por su desigualdad también en el mapa mediático: el Estado liberal se comportó muy populista con Clarín y Asociados.
Con la pauta manejada como otro sótano de la democracia, llenó los bolsillos de las corporaciones porteñas y ninguneó al resto, generó despidos de periodistas como nunca antes, la paritaria redujo los sueldos de modo escandaloso. Al interior, para usar palabras del presidente AF, no le llegó ni siquiera “lo que sobra”. A populares y comunitarios, ni las migas. Cero.
A la vez, entre los medios y “comunicadores” ayudados obscenamente por la mano estatal macrista estuvieron los que pactan con los servicios y la pata judicial para concretar operaciones y maniobras de enchastre.
Dijo el presidente en La Pampa: «Uno está más concentrado en atender a los medios ‘nacionales’, que son porteños, y no tanto a los del interior, es un problema». Es por ahí.
(*) Comunicador Radio Kermes, La Pampa.