Acción global contra Monsanto: la lucha contra los agrotóxicos que nos están matando
En todo el mundo, asambleas y organizaciones preparan para el 18 de mayo una “acción global contra Monsanto”, empresa que ya tiene tres condenas judiciales en Estados Unidos.
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En el último año, hubo tres condenas judiciales contra la multinacional Monsanto-Bayer: tribunales de Estados Unidos confirmaron que el herbicida hecho a base de glifosato producido por la empresa provoca cáncer.
El glifosato es un agrotóxico perjudicial para todo el medioambiente, cuando se usa en agricultura penetra en el suelo, se filtra en el agua y sus residuos permanecen en los cultivos. Está en lo que comemos, en el agua que bebemos y en nuestros cuerpos.
En Argentina se aplica glifosato en 28 millones de hectáreas. Los campos de soja, maíz y algodón son rociados con el herbicida que también se utiliza en cítricos, frutales, vid, yerba mate, girasol, pasturas, pinos y trigo.
Las condenas en Estados Unidos, marcan un punto importante para dar cuenta de los daños que causa este químico e invitan a pensar qué pasa en nuestro país.
“Podríamos hacer un mapa de dolencias a partir del paquete tecnológico que se utiliza en cada zona. Si uno observa a la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, parte de Córdoba, Entre Ríos, es el territorio del cáncer. Ahí tenemos una prueba concreta de cómo hay una consecuencia concreta en la salud de la matriz productiva, como el glifosato que está tan naturalizado y se aplica en plazas, veredas, colegios. A medida que nos vamos moviendo del mapa encontramos dolencias muy vinculadas a la característica toxicológica de estos productos”, explicó el periodista, autor del libro «Agro tóxico: Argentina como laboratorio a cielo abierto para el control de la alimentación mundial», Patricio Eleisegui, en comunicación con Radio Futura.
Con respecto a lo que sucede explícitamente en Chaco y Misiones, Eleisegui dijo que en la zona de algodón “se ven en los chicos malformaciones y problemas cognitivos relacionados uso de insecticidas. El doctor Horacio Lucero es un genetista que en el caso del Chaco viene alertando hace años y aportando documentación que lo demuestra. En Misiones es similar con yerba, el té con un combo parecido, con familias que conviven con los agrotóxicos y hay una interacción permanente en gente de todas las edades y también mujeres embarazadas”.
Los primeros días de abril de este año, el presidente Mauricio Macri visitó Entre Ríos y, en una conferencia en la Sociedad Rural de Gualeguaychú desestimó los daños que causa la fumigación con agrotóxicos.
Daniela Verzeñassi, integrante del Foro Ecologista de Paraná, respondió a estos dichos: “No es una cuestión de ecologistas vs. productores, como nos sitúan ante la prensa, nosotros queremos a nuestros productores y queremos a nuestros productores en nuestras tierras y los queremos produciendo alimentos, no produciendo commodities agroindustriales, y esa es la diferencia que tenemos, por ejemplo, con el Presidente Macri”.
Las condenas contra Monsanto en Estados Unidos prueban que la empresa sabía del riesgo que genera el glifosato en la salud humana y lo ocultó con negligencia para seguir lucrando con la venta del veneno.
“Hay 11.200 demandas pendientes, ya van dos, en las dos Monsanto culpable por ocultar que el producto genera cáncer. Yo creo que la discusión en cuanto al rasgo cancerígeno del glifosato ya no tiene cabida. Tenemos pronunciamientos judiciales en Estados Unidos, la meca del uso y la creación de este producto”, resaltó Eleisegui.
Asimismo indicó que anteriormente se usaban otros productos, y en el caso del glifosato no se usaba tanta cantidad como ahora: “Hay que tener en cuenta que no se usan las cantidades que se usaban anteriormente. En el `91 se usaba menos de un millón de litros el glifosato en el país. No es un producto nuevo que viene fines de los 70 y empezó a promocionarse en los 80 con un vendedor que andaba por el interior del país llamado Felipe Solá que era un promotor del glifosato. Ya en los 80 se usaba; al final de la década pasada ya hablábamos de 200 millones de litros”.
“No podemos comparar los volúmenes de un producto que ya tenemos confirmaciones judiciales de sus particularidades dañinas. Esto expone si el producto “bueno” es cancerígeno, qué queda para lo demás, no existe documentación sobre cómo incide la interacción de estos herbicidas entre sí”, finalizó Eleisegui.
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