Una fundación destruyó el maíz agroecológico de los productores que busca desalojar
La familia que trabaja las tierras hace cuatro generaciones contó en Aire Libre que miembros de la Fundación ingresaron con un tractor y destruyeron las plantas.
Escuchar/Descargar el reporte de Ignacio Cagliero desde Aire Libre Radio Comunitaria de Rosario, Santa Fe.
En el sur de Santa Fe, destrozaron el primer lote de maíz agroecológico que se sembraba en Bigand, a 70 kilómetros de Rosario.
El hecho se dio en el campo de la familia Gobbo Marinucci, que mantiene una disputa judicial con la Fundación Honorio Bigand, quienes avanzan en la Justicia para desalojarlos de ese predio, a pesar de que trabajan las tierras desde hace cuatro generaciones.
Sandra Gobbo, mujer campesina que vive en el lugar junto a su esposo, Oscar Marinucci, contó en Aire Libre que miembros de la Fundación ingresaron con “un tractor” a “las tierras que estamos defendiendo” sin ninguna orden judicial o aviso previo y destrozaron el maíz agroecológico. “Dábamos el puntapié inicial en agroecología en Bigand para que todos pudieran ver cuándo pasaban por el camino cómo podía crecer una planta: fuerte, vigorosa, sana, sin ningún tipo de químico”, indicó la mujer.
“Cuando nos damos cuenta, estaban literalmente matando las plantas de maíz: con un disco iban arrasando a su paso con las plantas”, detalló.
Según explicaron, las tierras pertenecen al fundador del pueblo, Victor Bigand, quien arrendaba las parcelas a distintas familias campesinas. En 2004 al fallecer la última heredera de la familia fundadora, comenzó una estrategia por parte de la Fundación Honorio Bigand para desalojar a los colonos y hacerse de esos terrenos.
La familia Marinucci sostiene que el accionar de la Fundación va en contra del testamento que le legaba los campos y que apostaba a «la caridad y el bien público»: “Esta Fundación no cumple con la voluntad del fundador de nuestro pueblo ni sus hijos, que no dejaron descendencia. La familia Bigand hoy no está y hay una fundación formada por gente de Buenos Aires. A pesar de que tenemos más instancias para seguir defendiéndonos esta gente pide una cautelar”. Y agregó: “No quiero pensar mal pero pongo en duda muchas veces el Poder Judicial. Nosotros tenemos no sólo nuestro trabajo y nuestra historia desde 1920, sino que también tenemos nuestra única vivienda acá”.