Instituto Próvolo: más de 40 años de prisión para dos curas por abusos sexuales a niños y niñas hipoacúsicos
En el primer juicio por abusos sexuales en el instituto católico Próvolo de Mendoza, los curas Horacio Hugo Corbacho, Nicolás Corradi y el jardinero Armando Ramón Gómez recibieron un castigo ejemplar.
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Los sacerdotes del Instituto Próvolo, Horacio Hugo Corbacho y Nicola Corradi fueron condenados a 45 y 42 años de prisión respectivamente por los abusos sexuales a niños y niñas hipoacúsicos de quiénes debían cuidar, mientras que el jardinero Armando Gómez recibió una pena de 18 años por los mismos delitos.
Familiares, sobrevivientes y abogados consideraron que fue un castigo justo y que correspondía a la gravedad de los hechos. «La importancia está marcada por el monto de las condenas a los sacerdotes,que es algo inédito por los años que les han dado y que por supuesto guarda proporción y razonabilidad con la aberración de los delitos que cometieron estos sacerdotes y las características de los chicos que son sordomudos» señaló Carlos Lombardi, asesor de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico.
Esta finalización del juicio significa un gran paso, en el que se tuvo que superar muchos miedos y enfrentar grandes y oscuros poderes. Paola, madre de sobrevivientes, expresó: «Ese señor omnipotente que es Nicola Corradi a esta mujer no la invitaba ni siquiera a los actos, porque vio en mi una amenaza, igual que uno que falta que amenazó a mi hija con que si hablaba mataría a su mamá de pelo cortito. Pero acá, la mamá de pelo cortito está en pie de lucha como tantas otras madres, hermanas y agrupaciones».
«Seguimos luchando por todos aquellos que no han recibido justicia, porque estamos luchando contra uno de los poderes más grandes del mundo que es la Iglesia y la mirada hacia el costado de las entidades que deben proteger y amparar a los niños y adolescentes, y a las personas con discapacidad» indicó quien fue de las primeras en enfrentarse a los curas.
Quedan todavía dos juicios tanto a la monja Kosaka Kumiko como a la directora de la institución Graciela Pascual, acusadas de complicidad en este caso.