Homenaje al padre Mugica en su parroquia a 90 años de su nacimiento
En la parroquia Cristo Obrero de Retiro, sacerdotes que trabajan en villas porteñas y del conurbano bonaerense participaron del acto homenaje a 90 años de su nacimiento.
Escuchar/Descargar el reporte de William Salazar desde FM Bajo Flores, de Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Este miércoles 7 se cumplió un nuevo aniversario del natalicio del padre Carlos Mugica. En la parroquia Cristo Obrero de Retiro, aquella que fundó Mugica y en la que trabajó hasta el día que lo mató la Triple A en 1974, se realizó un evento especial a 90 años de su nacimiento que estuvo a cargo de la Vicaría de Sacerdotes de las Villas de Capital y provincia de Buenos Aires.
En el acto se inauguró una imagen del padre Carlos realizada por el artista Alejandro Marmo y se leyó un documento escrito por los curas de la Vicaría titulado “Carta de agradecimiento a nuestros vecinos y vecinas”.
Sobre esta carta y el fuerte acompañamiento de la comunidad en este contexto de emergencia sanitaria porla pandemia el padre Nibaldo Leal, de la parroquia San Cayetano de Villa Hidalgo deSan Martín (Buenos Aires) expresó: “Siempre me llamó la atención la fe que es inconmovible, fuera de toda discusión, de decir vamos para adelante’, ‘hoy no nos fue bien, mañana nos irá bien’. En este tiempo de pandemia lo mismo, hacerse presente en las cosas de la sociedad, en la iglesia, en la capilla, en el colegio, en el deporte, como para poder uno surgir en las cosas buenas”.
Por su parte, el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, destacó el rol de la ciudadanía: “Quisimos agradecer que se han puesto, de alguna manera, la patria al hombro. Participando en las actividades de la parroquia, los barrios, participando activamente en los movimientos sociales. Hay algunos vecinos que espontáneamente hicieron ollas, están los misioneros de la salud en Bajo Flores Tenemos muchos ejemplos para contar”.
“En este tiempo el papa Francisco nos escribió una hermosa carta,Fratelli Tutti . Todos hermanos y hermanas. Y aquí hay gestos de fraternidad, pensar más allá de los propios intereses, de los propios conocidos y hacerse prójimo cercano de aquel que sufre”, agregó.
Carta completa:
Queridos vecinos y vecinas de las villas y barrios populares: con la alegría de acompañarlos como Curas, les acercamos esta sencilla carta.
Lo hacemos este 7 de octubre, en el día que se cumplen 90 años del nacimiento del padre Carlos Mugica. Él, junto a sus hermanos sacerdotes que hoy nos acompañan desde el Cielo, como por ejemplo, los padres Rodolfo Ricciardelli, Daniel de la Sierra, Héctor Botán, Jorge Vernazza, siempre se mostraron agradecidos y fortalecidos por la fe fraterna vivida en los barrios.
Lo mismo el padre Bachi al que hace poco con dolor despedimos. Compartimos el testimonio que da el padre Vernazza y que hacemos nuestro, ya que el vivir junto a ustedes, es una bendición para nuestro sacerdocio:
“Para mí lo más importante es el contacto con los pobres. El trabajo en la villa me dio esta gran oportunidad. Me ayuda a mantenerme en un espíritu de pobreza, de simplicidad de vida; me pone frente a la situación más clara de tener que estar al servicio de otro y no de mí mismo. El contacto con quienes además de ser pobres se reconocen como tales, favoreció y enriqueció mi sacerdocio. Son ellos los más preparados para recibir la Buena Noticia.”
Como Curas, queridos vecinos y vecinas, aprendemos de ustedes acerca de la fe y de su lucha cotidiana por una vida con dignidad. Un cura aprende entre los sencillos y humildes que nuestra frágil fe se apoya en la fe de nuestra Madre la Virgen, en la fe de nuestros hermanos mayores los Santos. Que en un sentido nosotros creemos porque esta inmensa cantidad de testigos cree y nos invita a fijar la mirada en Jesús (cf. Hb. 12, 1-2).
Un cura aprende a su vez entre los pobres y sufrientes que la fe obra por el amor (cf. Gal. 5,6). Y que esta acción que nos hace más semejantes a Dios, se llama misericordia (cf. Lc. 10,25-37). Y que la misericordia es el primer paso y la meta de todos los caminos de Dios.
Hoy especialmente queremos agradecerles cómo se han puesto la patria al hombro, en este tiempo de pandemia que estamos viviendo. Nos han vuelto a recordar que “Nadie puede pelear la vida aisladamente. […] Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos!”. Donde hay amor hay lugar para la esperanza y esto lo hemos visto en las mil y un maneras de arremangarse para trabajar por los otros, con sentido de construcción de comunidad. “En algunos barrios populares, todavía se vive el espíritu del “vecindario”, donde cada uno siente espontáneamente el deber de acompañar y ayudar al vecino. En estos lugares que conservan esos valores comunitarios, se viven las relaciones de cercanía con notas de gratuidad, solidaridad y reciprocidad, a partir del sentido de un “nosotros” barrial.”
Ese apostar a la “fuerza del nosotros” como respuesta a la “cultura del yo” que mira únicamente a la satisfacción de los propios intereses, se ha traducido concretamente en la participación de muchos de ustedes en las actividades parroquiales que se reconfiguraron para ponerse al servicio de los barrios, en el compromiso concreto en la organizaciones sociales, en los comedores comunitarios, en los merenderos y ollas que se abrieron en la emergencia en muchas casas.
El Papa Francisco reza por ustedes y los alienta: “Pueden hacer mucho. Pueden hacer mucho. Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de «las tres T» ¿De acuerdo? (trabajo, techo, tierra) y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio. Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!”
Como Curas, queremos que sepan que Jesús los mira, los valora, los reconoce y fortalece en su opción por la fraternidad. Los invitamos hoy, a encender una vela, en los altarcitos de nuestras casas y de nuestros centros comunitarios, pidiendo a la Virgen que reciba en el Cielo a los vecinos y vecinas fallecidos por el Covid, y que alcance su consuelo maternal a sus familias.