Hilanderas: un proyecto de una organización social y el INTA para generar trabajo en Villa Gesell
El proyecto busca generar fuentes de trabajo, revalorizar lo artesanal y trabajar colectivamente para que los productos puedan venderse durante todo el año, sobre todo durante los meses de temporada baja, donde disminuye considerablemente la visita de turistas a la ciudad.
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El proyecto de hilanderas del Instituto Nacional de Tecnología Agraria (INTA) lleva más de diez años desarrollándose en distintos lugares del país. “Estamos haciendo es una re-edición de una experiencia que comenzó en Córdoba, impulsada por el INTI. El objetivo es ofrecer la posibilidad de trabajar. Es mayoritariamente para mujeres, pero eso no quiere decir que no haya algún hombre que pueda entrar. Es un trabajo que se adapta bien a la vida de una mujer que está en su casa. Sobre todo, en los parajes rurales, que no dispone de calles para salir todo el año, que quiere quedarse en su casa cuidando a su familia y tiene la posibilidad de generar algún ingreso” contó la ingeniera agrónoma y extensionista del INTA, Julia Pettinari, en diálogo con Radio Del Bosque.
La Licenciada en Nutrición, Lorena Chiappa, integrante de la ONG “Gesell Emprende”, organización que motorizó esta propuesta, nos contó sobre su deseo de que a través de este proyecto pueda generarse trabajo de calidad en este rubro y que sea sostenido en el tiempo.
El objetivo, resaltó, es “un poco frenar la estacionalidad que surge en Gesell». «Como siempre las ventas aumentan en verano y durante el invierno disminuyen bastante. La idea es que esto pueda generarse durante todo el año” agregó.
Quienes participan del proyecto cuidan mucho la calidad, desde la materia prima hasta el producto terminado. Pettinari detalló cómo se enlaza esta cadena de producción, venta y distribución: “Hay toda una cadena donde hay una serie de eslabones: empieza en el productor, sigue con la persona que esquila; después está el acondicionador, el lavandero, la hilandera, después la tejedora y el agente de ventas».
«La idea es respetar un precio justo entre todos los eslabones de esa cadena. Hay una cuestión de palabra, donde el productor entrega la lana sabiendo que las hilanderas se la van a pagar. El productor nos hace el favor de financiarlo, nosotros le hacemos un precio mejor, porque entrega la lana como las hilanderas lo necesitan. Hay una cuestión de favores entre toda la cadena que hace que todo funcione bien», completó la ingeniera agrónoma.