Organización campesina y el Estado nacional se unen para hacer obras de agua
A través del Programa Nacional de Acceso al Agua se inició la construcción de más de 40 cisternas para agua potable. Pueden juntar unos 15 mil litros de agua y se construyen con mano de obra local y a un costo muy bajo.
Escuchar/Descargar el reporte de Juan Burba desde Radio Tierra Campesina de Lavalle, Mendoza.
En el marco del Programa Nacional de Acceso al Agua, comenzó un proceso de construcción de más de 40 cisternas para agua potable y para la producción en diversos puntos de nuestro departamento.
“Tiene menores costos de producción, se realiza con trabajo cooperativo, lo que permite desarrollarlo en la misma comunidad, y luego queda ese ‘saber hacer’ en las comunidades y las organizaciones para seguir multiplicando esta tecnología” aseguró Mariana Díaz Valentín, técnica de terreno de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación (SAFCI).
Las cisternas se construyen “in situ” llevando el material (cemento, arena, ripio, hierro y alambre) al lugar, y con la ayuda de moldes especialmente diseñados se fabrican las placas de paredes y techos que se van ensamblando para hacer el reservorio.
Pueden albergar 16 mil litros de agua, se construyen con mano de obra local especialmente capacitada, puede replicarse fácilmente y a un costo muy bajo: alrededor del 30% de lo que cuesta otro tipo de reservorios, como un tanque australiano por ejemplo. Además, cuenta con la ventaja de que las cisternas de placas cuentan con una tapa que protege el vital líquido de cualquier tipo de contaminación.
Cada una de las familias beneficiarias del proyecto recibirá en su casa una cisterna con una bomba manual para poder extraer el agua (denominada bombas EMA, con un costo bajo y tecnología muy sencilla) y un techo de chapa para la captación de agua de lluvia.
También contarán con la posibilidad de acceso al agua por parte de las familias, este proyecto tiene un plus: la totalidad de la mano de obra es local, y se realiza con personas de las mismas comunidades.
Desde hace más de 7 años la Unión Campesina y Territorial viene luchando por el derecho al agua en las comunidades del secano lavallino aplicando la tecnología de las cisternas, y son más de 30 las personas que, organizadas en 5 equipos, ya están construyendo las cisternas en cada lugar. Esta semana que pasó se realizaron, en paralelo, cada uno de los equipos de trabajo, 3 cisternas en Jocolí y 2 en El Cavadito. La semana que viene continúa el proceso en esas mismas comunidades para luego pasar a Lagunas del Rosario, San José, La Majada y El Retiro, completando así, en 2 meses, las 41 cisternas proyectadas.
El proyecto se adapta a las necesidades locales
En un primer momento, por la lógica que tiene el Estado para licitar obras, ocurrió algo que no encajaba: los requisitos para la licitación eran para grandes empresas constructoras, pero la tecnología que se utiliza es para mano de obra y conocimientos locales. Así fue que los grupos organizados de la Unión Campesina, junta a la Federación de Cooperativas Riojanas, pudieron llegar a esos requisitos y presentarse a la licitación (en otras zonas del país las licitaciones quedaron desiertas porque a las grandes empresas constructoras no les interesa).
Díaz Valentín rescata un aspecto muy interesante que sienta precedente para el futuro: “esta forma de llevar adelante el proyecto tiene la ventaja de ser una alternativa real de generación de trabajo local con fondos públicos y que el estado lo reconozca”, algo que difícilmente ocurre cuando el estado, en cualquiera de sus niveles, tiene que contratar obras o servicios.
Las instituciones involucradas son la SAFCI, la Dirección General de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales (DIPROSE), el INTA, y a nivel local la Municipalidad de Lavalle que apoya en la parte logística.
Jesús Morales, campesino de Lagunas del Rosario, oficia de Coordinador General, y es uno de los lavallinos que más experiencia tiene en el arte de las cisternas, su trabajo es “supervisar que las obras estén bien hechas, los coordinadores ya están capacitados hace varios años y los que van a trabajar ahora los estamos capacitando” explica. “Poco a poco nos fuimos capacitando, y ahora somos los capacitadores” dice orgulloso el lagunero huarpe.
Angélica Villegas, de la comunidad de San Antonio, también en Lagunas, es la única mujer coordinadora de uno de los 5 grupos de trabajo (otras mujeres los integran pero no lo coordinan), pero primero fue beneficiaria con una cisterna de proyectos anteriores “en mi casa ha sido muy útil, porque tenemos agua de la red (acueducto del secano) una vez a la semana, así que nosotros llenamos la cisterna y tenemos para toda la semana, sobre todo en verano que se ocupa mucha agua para la familia y para los animales”. El resto de su equipo son varones, que deben aceptar las tareas de Angélica les delega, “me ha tocado ser coordinadora y algunos te dicen que este trabajo no es para una mujer, o creen que el equipo está más débil porque tiene una mujer, pero ya hemos demostrado, con nuestro trabajo, que esto no es así” asegura.
Este interesante proceso, que lleva años de trabajo, sienta un precedente que, sin dudas, debe repetirse: cooperativas y grupos de trabajo colectivo se hacen cargo de ejecutar obras con dinero público, y que no siempre los fondos estatales vayan a beneficiar a las grandes empresas.
*Con información de Radio Tierra Campesina.