Movimiento agroecológico denuncia que el gobierno deja a productores a merced de las grandes semilleras
Enzo Ortt, coordinador del Movimiento Agroecológico de América Latina y El Caribe (MAELA), aseguró que propuestas como la prohibición de intercambio de semillas o para que el agricultor guarde sus semillas es un riesgo muy grande.
Escuchar/Descargar el reporte de Jorge Solari desde el Instituto de Cultura Popular (INCUPO).
Organizaciones sociales denuncian que el gobierno nacional quiere favorecer a las grandes empresas semilleras aumentando sus ganancias a costa de los productores.
Uno de los casos fue el artículo que incluyó el Ejecutivo en el fallido proyecto de Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, conocida como Ley Ómnibus, que proponía la adhesión de Argentina al convenio internacional sobre semillas llamado UPOV 91. Esta adhesión, obligaría al país a garantizar a las grandes empresas semilleras la posibilidad de mayores ganancias y controles sobre el uso de sus semillas prohibiendo la práctica del uso propio por parte de los productores, es decir la posibilidad de reservar una parte de la cosecha para volver a sembrar.
Si bien la propuesta de ajuste de La Libertad Avanza perdió en la votación en particular de la Cámara de Diputados y fue enviada nuevamente para el tratamiento en comisiones, las organizaciones sociales, campesinas y ambientales no descartan que el gobierno de Milei insista con ideas similares, como las que perjudican a los productores en este caso.
Enzo Ortt, coordinador del Movimiento Agroecológico de América Latina y El Caribe (MAELA), aseguró que propuestas como la prohibición de intercambio de semillas o para que el agricultor guarde sus semillas es un riesgo muy grande.
Para explicar como benefician estas ideas a las empresas, Ortt contó el caso de un agricultor de Estados Unidos que sufrió el embargo de sus chacras acusado de robar semillas transgénicas. “Los agricultores tienen sus semillas nativas y criollas, como el maíz. Pero viene una empresa que le da concesión a un vecino de ese agricultor, le da las semillas transgénicas, que se polinizan y se cruzan. Cuando viene la inspección del Estado a la chacra del agricultor le dicen que tiene semillas transgénicas porque se cruzaron. En ese caso, para la empresa el productor robó las semillas y las tenía en su campo”.
Las grandes empresas semilleras, que también son las productoras de agrotóxicos a nivel mundial, presionan al gobierno argentino para aumentar sus ganancias y el control de la cadena productiva. Desde el MAELA, advierten a la población que esta situación pone en riesgo a soberanía alimentaria de nuestro país, es decir, nuestra capacidad de decidir qué se puede sembrar y comer.
“Siempre estamos alerta, como decimos, una pata en la calle, protestando, informando, diciendo, bueno, el peligro que se nos corre, y la otra pata, también la parte productiva, tratando de promover las casas de semillas, las ferias de intercambio de semillas que no se deben terminar, para que, bueno, la gente también conozca y valorice eso, que depende su alimentación, depende de las semillas nativas que hay”, concluyó.