Domingo 29 de Octubre del 2023 - De ida y vuelta

Subrogación de vientres, ¿gestación “solidaria” o negocio indigno?: debates del campo popular

En Argentina, entre 2011 y 2014 se presentaron tres proyectos de ley para legislar esta Técnica de Reproducción Humana Asistida.

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“La maternidad subrogada consiste en que una mujer gesta en su útero el embrión que va a dar a luz a un bebé del cual no quiere ser la mamá; quiere ayudar a otras personas que sí tienen voluntad procreacional. Se escinde el proceso biológico de gestar con la voluntad de ser padre”, describe la abogada Florencia Daud, especializada en Fertilidad Asistida y Gestación Solidaria.

Le sale al cruce Cintia Alcaraz, comunicadora popular y militante feminista: “Desde el feminismo abolicionista, la maternidad subrogada nos resulta una manera más de instituir el mandato de la mujer procreacional, la mujer vasija, la mujer que tiene ese deber de perpetuar la especie. La verdad es que nos encontramos frente a una agenda que sinceramente no he visto nacer desde los feminismos ni desde las clases populares”.

Esa discusión sobre un tema delicado como la subrogación de vientre ocupó el nuevo episodio del programa “De Ida y Vuelta, debates del campo popular”, producción sonora del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) que se difunde en las emisoras de la red y que suena también en Spotify.

La subrogación de vientre como técnica de reproducción humana está regulada en algunos países de manera comercial: los progenitores son aquellos que hayan pagado la relación contractual. La mujer que pone su vientre recibe un porcentaje de entre el 15% y 18% del total de la transacción. Para ello, se compromete legalmente a comer, tomar, medicarse, dormir y hacer o no hacer todo aquello que la clínica indique mientras dure el lazo comercial. Además, renuncia a todo vínculo con la persona nacida. En estos casos, las incubadoras pueden elegirse por catálogo.

En Argentina, entre 2011 y 2014 se presentaron tres proyectos de ley para legislar esta Técnica de Reproducción Humana Asistida. Durante el debate de la reforma del Código Civil y Comercial, que fue sancionado y promulgado en 2014, el Senado expresó su voluntad de no legislar al respecto. La subrogación de vientres no se encuentra contemplada dentro de las técnicas en nuestro país.

Las legislaciones que en el mundo autorizan la práctica se ajustan a la sensibilidad y tolerancia de cada país. Ucrania es hoy la capital de los bebés por subrogación, porque es uno de los destinos más baratos: hay múltiples situaciones delictivas y de abuso.

En Estados Unidos, la ley que regula el embarazo subrogado no es general: cada Estado marca sus propias restricciones y condiciones. India, Tailandia, Camboya, Nepal, Vietnam y China restringieron o directamente prohibieron la técnica luego de comprobar que su regulación representa la explotación de los cuerpos de las mujeres, al grado de poner en riesgo su vida.

Hay países como Bélgica y Holanda en los que solo está legislada la subrogación altruista o solidaria, es decir que prohíben el intercambio comercial. En España e Italia, la maternidad subrogada se encuentra expresamente prohibida.

En Argentina, la gestación subrogada no está legislada. Es decir, hay instancias que no están prohibidas y grandes zonas grises que habilita esta práctica por falta de legislación específica. Por lo tanto, actualmente existen distintas formas que permiten llevar a cabo la gestación subrogada en el país, que adopta el nombre de “gestación solidaria”.

Hay centenas de nacimientos de vientres subrogados y, a raíz de las múltiples demandas que se fueron generando, la justicia argentina se manifestó al menos en tres fallos que marcan jurisprudencia a favor.

Hay sectores que entienden a la gestación solidaria como un derecho a la igualdad y a la planificación familiar en las parejas que no pueden gestar. Otra porción de la sociedad pone por delante la dignidad del ser humano como derecho de la gestante y teme que por brindar su útero para tal fin se vea afectada su dignidad.

“Ayudar a otra persona”

“La maternidad subrogada consiste en que una mujer gesta en su útero el embrión que va a dar a luz a un bebé del cual no quiere ser la mamá; quiere ayudar a otra persona, puede ser una pareja, un hombre, una mujer, que sí tienen voluntad procreacional. Se escinde el proceso biológico de gestar con la voluntad de ser padre”, describe Daud la subrogación.

La abogada dice que hay un “vacío legal” suplido un poco por “cierto articulado” constitucional, y a partir de decisiones judiciales, sobre todo basadas en que aquello que no está impedido están aceptadas y permitidas. Destaca la “gran responsabilidad” de la Medicina e insiste en que “no ha habido un fin comercial, sino que todo se hace de manera profesional y de manera interdisciplinaria; es un orgullo”, afirma. “Los médicos respetan mucho la dignidad humana de las gestantes, y respetando su autodeterminación”, añade.

Daud interpreta que el tema está frenado en el Congreso porque es una discusión compleja desde lo bioético. “Cada sociedad lo recepciona de manera diversa; en Europa está demonizado porque hubo muchos abusos de los cuerpos de mujeres de Europa del Este”, ejemplificó. Reconoce especialmente “cuestiones aberrantes” que hubo en Ucrania.

En Estados Unidos es legal la gestación incluso comercial desde hace 35 años: “es una sociedad un poco más progresista”, califica Daud y aclara que no le cierra del todo la posibilidad de aceptar que en nuestro país la práctica se convierta en un comercio: “la Argentina es una sociedad con más desigualdad que la de Estados Unidos, donde la gestación subrogada comercial es aceptada, y ahí una mujer aún de bajos ingresos probablemente tiene muchas diversas maneras de subsistir sin tener que terminar en una gestación subrogada. En Argentina está el interrogante: hasta qué punto se crea un comercio de una necesidad o hasta qué punto una mujer se autodetermina realmente, esa delgada línea hace que todavía no haya salido una ley concreta”.

“Las mujeres no somos objetos”

Cintia Alcaraz, feminista abolicionista y comunicadora en Radio Kermés, de Santa Rosa, La Pampa, plantea otra mirada de la problemática y la actividad. Apunta, primero, que “la maternidad subrogada es una más de las técnicas de fertilización asistida; nos tenemos que plantear frente a esto desde una mirada política, de la salud, incorporar una perspectiva de género y también tiene que existir el análisis de lo jurídico, pero es ulterior”.

Considera que el feminismo “tiene que comprometerse con este debate y darlo, desde lo político, lo filosófico, lo ético, pensarlo desde nuestro rol como mujeres con la posibilidad de gestar que tenemos posibilidad de procreación. Se habla de subrogar un vientre pero últimamente de gestación altruista o solidaria, y una cosa es subrogar un vientre, lo que implica una acción y otra instituir un término como el altruismo, que es un hecho ético, moral, moralizante. Resulta que el altruismo nos toca siempre a nosotras, las que podemos gestar. Es un mandato, como el mandato de cuidado de las adulteces, de los mayores, de las niñeces, de la casa y ahora de las que cuidamos la especie”.

“La voluntad procreacional es sobre el propio cuerpo, si es sobre el cuerpo de otra persona debe haber un análisis de lo que estamos llamando ‘voluntad’”, advierte. “Hay mucho para debatir previo a lo jurídico, en una sociedad heteronormada, que es una estructura de pensamiento y de orden social”, insiste.

Redondea Alcaraz: “Las mujeres no podemos ser ni vehículos ni objetos; nos oponemos a la explotación sexual y a la subrogación de vientres, o ‘gestación altruista’, como le dicen ahora. No puede ser nuestro rol social si queremos transgredir los mandatos que nos han colocado siempre en una relación  de subalternidad con aquello que se llama ‘institución familia’”.

Aclara que no cree en un prohibicionismo de la práctica, “y hoy nuestra realidad impediría regularla en términos en que se pudiera cumplir”.

Completa sobre el tema alertando sobre la dificultad de establecer verdaderas “autonomías”: “Hay condicionantes culturales que atacan o permean nuestras subjetividades y en este caso concreto como en el de la prostitución son situaciones profundamente arraigadas en lo que nos ha constituido como mujeres y los roles que tenemos en esta sociedad; y también los deseos, hasta el de paternar o maternar perpetuándose genéticamente, son parte del mercado de los consumos”.

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