"Que cada uno pueda tomar un pedacito de la lucha de José Luis y hacerlo vida cada día"
Facundo Florio, periodista que colaboró con José Luis Cabezas, destacó su valentía frente al significado y peligros que implicaba fotografiar a Alfredo Yabrán a mediados de los '90, en entrevista con Raíces Rock.
«Era un ser humano muy especial. El sabía que había 50 ex torturadores de la ESMA como equipo de seguridad de Yabrán y exponía la vida, y eso lo hace un hombre diferente», consideró Florio en diálogo con FM Raíces Rock de La Plata. Además abogó por recordar a Cabezas mostrando su aporte para «construir historias y garantizar cambios que parecían utópicos», por lo que «la mejor forma de recordarlo y tenerlo presente es que es entender estas historias para poder multiplicarlas, y que cada uno pueda tomar un pedacito de la lucha de José Luis y hacerlo vida cada día».
En este sentido, Florio hizo un análisis del significado e implicaciones que tenía fotografiar a Alfredo Yabrán a mediados de los ’90, y su relación con la frase «sacarme una foto a mi es como pegarme un tiro en la frente» que se le atribuía.
Para entenderlo, comenzó por describir «lo que tenía Yabrán antes de la foto y todo lo que perdió después de la foto, así se ve la dimensión de lo que José Luis hizo». En este sentido, enumeró que «Yabrán tenía antes de la foto el control de los puertos y los aeropuertos, porque a través de la empresa Edcadassa tenía el control de los depósitos fiscales, así que podía traficar lo que quisiera directamente, sin la necesidad de otra organización. Era líder del correo privado con el 40% del mercado más el correo nacional que lo manejaba él, incluyendo padrones y reparto de urnas con los votos, o sea organizaba todo el proceso electoral nacional. Tenía la patente de armas, con lo que pudo construir un ejército privado paralelo legal, podía legalizar cualquier arma que quisiera y a cualquier hombre armado que eligiera, por eso él llegó a tener el 70% del mercado de la seguridad privada y el 80% del marcado del traslado de caudales».
«Entendíamos que los 50 hombres que él había elegido para garantizar su seguridad, como eran todos de la ESMA, con una foto le estábamos mostrando que si pudimos entrar, disparar una foto y salir vivos, su seguridad organizada falló. Esto un capo mafia lo entiende inmediatamente», consideró Florio en referencia a la primera foto de Yabrán lograda en enero de 1995 durante una fiesta en el balneario La Pérgola de Valeria del Mar (tomada de lejos y publicada en una doble página interior) y sobre todo a la decisiva que fuera tapa de la revista Noticias, lograda por Cabezas junto al periodista Gabriel Michi en el verano de 1996 en Pinamar.
«Cuando mostramos la primera foto de alguien que no tenía cara, estamos construyendo con la difusión de esa foto un producto mediático. A partir de crear un producto mediático, lo que estamos generando es reemplazar esos 50 hombres armados por 50 camarógrafos y/o fotógrafos que van a venir a producir este producto que se transforma en dinero. Al transformar la cara de Yabrán en un producto mediático, lo que se hizo fue cambiar los 50 hombres armados por 50 fotógrafos y camarógrafos, y que tuviera una cámara encima desde que se levanta hasta que se acuesta esté donde esté. El peso interno de esto es que cuando su organización ve que Yabrán tiene una cámara encima, no importa donde esté. El efecto interno de esto es que cuando su organización ve esta situación cortan la relación con él, para no perder esta invisibilidad que tuvieron. Eso genera que tengan la necesidad de que no hable por esa presión mediática. Y la única garantía de que no hable, si no se ejecuta, es ejecutarlo. Por eso la foto era un disparo».