11 años de impunidad: todos absueltos en el segundo juicio por el crimen de Atahualpa Martínez
11 años y 2 juicios después, seguimos sin saber dónde, quiénes y por qué mataron a Atahualpa Martínez Vinaya aquel 15 de junio de 2008, y arrojaron su joven cuerpo en un descampado en las afueras de Viedma.
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Ayer finalizó el segundo juicio por el crimen del Atahualpa Martínez Vinaya y al igual que el primero, terminó con el sobreseimiento de los tres imputados Melisa Belén Barrientos, Carlos Rodríguez Morales Toledo y Felipe Ediberto Carrasco. Su mamá, Julieta Vinaya, no pudo estar presente ayer en la lectura de la sentencia, falleció en octubre del año pasado, sin dejar de señalar un solo día, que tantos años de silencio e impunidad sólo fueron posibles porque quienes debieran impartir justicia sólo tienen destrato para las familias pobres y actúan en pos de encubrir a los poderosos.
Pero además, la sentencia del día de ayer ordena al Ministerio Público Fiscal que investigue por el homicidio a Leo Mildenberger, quien fue nombrado por varios testigos durante el debate, una persona vinculada a la venta de drogas en la ciudad y con relaciones con autoridades policiales. Pese a que su nombre figuraba en el expediente desde el principio, la fiscalía nunca siguió “la línea Mildenberger”. En diálogo con Radio Encuentro, Julia Mosquera, abogada de la familia, explicó que desde hace casi 11 años Julieta Vinaya viene señalando esa línea y que ahora tratarán de investigar qué fue lo que pasó.
En paralelo con esta causa penal, la presión de la familia y las organizaciones sociales han logrado que se inicie un sumario a los fiscales y al juez que actuaron en la etapa de instrucción: Daniela Zágari, entonces fiscal, hoy jueza; Ricardo Falca, fiscal jubilado y Carlos Reussi, juez. Se espera que estos funcionarios responsables de 11 años de impunidad lleguen a ser sometidos a un juicio político.
El caso Atahualpa es emblemático. En 11 años los jueces y fiscales no han sido capaces de probar nada vinculado al crimen: ni dónde lo mataron, ya que Ata fue visto por última vez en un boliche y encontrado sin vida en un descampado, con un tiro en la espalda, pero no se desangró en ese lugar; ni quiénes, ya que los tres únicos imputados tuvieron que ser sobreseídos por no haber más que indicios que los vinculan a la causa; ni tampoco supieron averiguar por qué lo mataron.