Jueves 18 de Febrero del 2021 - Opinión

No es el terremoto, es la desigualdad

A un mes del terremoto que conmovió a San Juan aún queda gente durmiendo a la intemperie.

*Por Miguel Ambas, Radio Comunitaria La Lechuza, miembro de la Mesa Nacional del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO).

Pónganle la firma, sabemos que algún funcionario nos va a llamar para responder a este escrito diciendo “¡Viejo, a ustedes no hay nada que les venga bien! Ya hay módulos de emergencia en varios lados y se hicieron los censos para los barrios que vendrán”. Pero no se olviden, fue un terremoto y estamos de a poco solucionando las cosas.

Es verdad, la situación por supuesto que en líneas generales ha mejorado y hubieron anuncios esperanzadores, como los que hicieron en conjunto el gobernador Sergio Uñac y el presidente Alberto Fernández. De no mediar algún imprevisto, le darán a buena parte de los damnificados una casa sismo resistente. Pero el gran tema aquí es el mientras tanto.

Esas casas, en el mejor de los casos, estarán dentro de dos años y nadie que haga política en estos tiempos – y que diga pertenecer a un Gobierno popular – puede sostener que esas familias deban estar a la intemperie hasta ese momento. Pues bien, a un mes del terremoto quedan familias que están en una muy mala situación, no tienen ni módulo ni nada, o apenas unos palos y un nylon.

Y la pregunta que nos cabe es, ¿sería igual la situación si las casas caídas hubieran sido de familias de clase media o clase alta ? La respuesta claramente es no.

Alguien que busque el pelo al huevo podrá decir que esas familias hubieran tenido dónde evacuar por motu propio. En parte es verdad. Pero también es verdad que se pusieron a disposición hoteles, muchas veces en forma gratuita, para las cuarentenas recientes debido a la pandemia del coronavirus.

A nadie se le ocurre que habitantes de casas con pisos de porcelanato y aires acondicionados hubieran pasado las penumbras que todavía pasan cientos de habitantes – o tal vez miles – en San Juan . Y entonces, deberían haber más de todo: módulos, carpas, baños químicos, alquileres, escuelas, teatros, gimnasios y uniones vecinales abiertas y acondicionadas para recibir a las personas que perdieron todo, y vehículos que transporten los muebles que están afuera a un depósito seguro. ¿Por qué no? Estamos en San Juan y esto que sucedió era previsible . ¿O no?

Volviendo a la pregunta, creemos que el problema no fue sólo el terremoto. El problema es uno de larga data y es la naturalización de la desigualdad. Es gente que está acostumbrada, no hay plata para resolver todo, no se puede todo a la vez. ¿En serio se puede sostener esa línea argumentativa?

Por eso seguimos insistiendo y seguimos militando. Ni una familia a la intemperie. Pónganse las pilas y hagan mejor las cosas. Es lo que corresponde.

*Fotos: Radio Comunitaria La Lechuza.

Más Noticias