Masacre de Avellaneda: se cumplen 20 años de la represión que asesinó a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán
Aquel 26 de junio de 2002, las organizaciones de trabajadores desocupados se preparaban para marchar desde el conurbano bonaerense hasta la capital federal, pero el gobierno del entonces presidente interino Eduardo Duhalde envió a las fuerzas de seguridad para impedir que las columnas ingresaran a la Ciudad de Buenos Aires.
Este domingo 26 de junio se cumplen 20 años de la Masacre de Avellaneda, la represión estatal que terminó con la vida de los jóvenes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán y más de 30 personas heridas por balas de plomo.
En ese momento, recién habían pasado seis meses del estallido social de diciembre de 2001 y las respuestas para el pueblo empobrecido tras la crisis seguían sin aparecer.
Aquella mañana de junio de 2002, las organizaciones de trabajadores desocupados se preparaban para marchar desde el conurbano bonaerense hasta la capital federal, pero el gobierno del entonces presidente interino Eduardo Duhalde envió a las fuerzas de seguridad para impedir que las columnas ingresaran a la Ciudad de Buenos Aires.
A 20 años, las organizaciones sociales iniciarán este sábado las actividades en homenaje en la Estación Darío y Maxi, en Avellaneda. Ahí se realizará una vigilia y a partir de los primeros minutos del domingo comenzará la marcha de antorchas.
Una de las principales consignas a 20 años de la masacre es denunciar la impunidad de los responsables políticos de la masacre, que aún no fueron juzgados. Mientras tanto, los ex policías de la bonaerense, Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta fueron condenados a prisión perpetua en diciembre de 2005 como los autores materiales de los asesinatos.
“Maxi por sobre todas las cosas era un artista. Él quería enseñarle plástica y dibujo a los más chicos los sábados a la tarde. Había expuesto hace poco un par de sus cuadros hechos como podía, no teníamos ni para comprarse hojas”, recordaba Victoria, una de sus compañeras, hace 20 años, luego darles el último adiós.
El testimonio de la mujer apuntaba directamente a la responsabilidad de la Policía de la Provincia de Buenos Aires: “Maxi iba corriendo y un compañero de Guernica lo levantó cuando cayó herido. Lo hirieron de frente, en el medio del pecho. Le estaban apuntando muy bien. Si el compañero iba corriendo, ¿cómo le pegaron en el corazón? Estaban decididos a matar. Maxi tenía una característica: era portador de aspecto. Llevaba barba, ropa desalineada, cabello largo. Era un resistente, pero era un tipo solidario, no eligió morir bajo ningún punto de vista. Él quería pelear por los pibes”.
Según contaba Victoria días después de la masacre, a Maximiliano lo hieren y dos compañeros tratan de asistirlo, entre ellos Darío.
Aunque ambos tenían la misma edad, Victoria los tenía presente en ese momento como personas muy diferentes: “Darío era un líder nato. Hace como dos años que lo conocemos luchando por los más pobres y por él, por un futuro distinto”.
*Foto de nota: Sergio Kowalewski