La eutanasia, ¿un modo de alivio o un límite superado?: debate de ida y vuelta
Esa gran zona gris hay entre la “muerte digna”, ya prevista por la ley, y la eutanasia, para la que hay al menos cinco proyectos presentados.
Escuchar/descargar el programa completo
“La mayoría de la sociedad está de acuerdo con una ley de eutanasia. Se oponen minorías anti-derechos, como cúpulas eclesiásticas o profesionales que creen que todo se soluciona con la medicina paliativa”, reflexiona el médico Carlos Soriano.
Le responde el médico paliativista Gustavo De Simone: “puede suceder que alguien no quiere vivir más, es una conducta individual respetable, pero nunca ha sido nuestra función quitarle la vida a otra persona”.
Esa gran zona gris hay entre la “muerte digna”, ya prevista por la ley, y la eutanasia, para la que hay al menos cinco proyectos presentados. La discusión es parte de un nuevo episodio del espacio “De Ida y Vuelta, debates del campo popular”, producción sonora del Foro Argentino de Radios Comunitarios (FARCO) que se escucha semanalmente en las radios y en Spotify.
La eutanasia es una práctica médica que consiste en provocar la muerte de un paciente a su requerimiento por ser portador de una enfermedad terminal o que provoca un sufrimiento incontrolable, a través de la administración de una medicación o un tóxico en dosis letales. La muerte asistida es un procedimiento que acompaña un médico, pero es la persona que lo ha decidido quién administra el tóxico.
“La eutanasia transgrede un límite”
Gustavo de Simone es médico y máster en cuidados paliativos. Es director médico de Pallium Latinoamérica y expresidente de la Asociación Argentina de Medicina y Cuidados Paliativos. Además, es coordinador general del Programa de Residencia en Cuidados Paliativos y presidente del Consejo Académico de Ética en Medicina.
El profesional aclara: “la ley vigente, de muerte digna, hace referencia a una cantidad de aspectos que facilitan que la persona con una enfermedad muy grave, avanzada, en una instancia final de la vida, pueda recibir los cuidados apropiados para prevenir y mitigar el sufrimiento en sus distintas dimensiones”.
Diferencia: “la eutanasia se caracteriza por administrar sustancias que provocan inmediatamente la muerte. El cuidado paliativo previene y alivia el sufrimiento, la eutanasia termina con la vida como una manera de aliviar”.
Advierte: “Por un lado considero, en tantos años de experiencia, que muchas personas piden que no quieren vivir más, pero cuando comienza el vínculo el mensaje es ‘ya no quiero vivir más así’, entonces se ayuda a que ese tramo de la vida sea en mejores condiciones”.
Admite que también “puede suceder que alguien no quiere vivir más ni siquiera estando más aliviado. En un sentido es una conducta individual respetable, mi pregunta es: ¿eso habilita a que una ley autorice a que alguien, habitualmente un médico, le administre esa sustancia letal? Mi postura es adversa, me parece que como seres humanos y como profesionales nunca ha sido nuestra función, ni debiera serla, quitarle la vida a otra persona, ni aunque lo pida”.
“Pretender abolir el sufrimiento es un utopía, uno puede reducirlo, acotarlo, acompañarlo, pero siempre hay una cuota de sufrimiento; muchísimas personas transitan esa etapa encontrando un sentido; otros no lo encuentran y piden ayuda para morir y no quieren autoeliminarse, ahí a mi criterio hay un límite: no le corresponde al ser humano matar a otro ser humano, ni me parece prudente sancionar esta ley porque podría suceder que terminemos haciendo lo que en otros países, el paciente ocupa una cama o lo pide la familia, se le aplica la eutanasia y ya no es un pedido del paciente, sino que son razones económicas o vinculares”, completa su posición.
“Una necesidad con aval de la mayoría”
Carlos «Pecas» Soriano es médico especialista en Medicina de Emergencias y Magíster en Bioética. Colaboró con el proyecto de ley de “muerte asistida” y es autor del libro «Morir con dignidad en Argentina”.
Cuando se le pregunta por qué no avanza la Ley de Eutanasia, responde: “Es buena pregunta para los legisladores, en tiempos electorales no se trata nada”. Y cuenta su rol en ese camino: “Yo hace 28 años que desde la Bioética, que es una transdisciplina, me dedico a la muerte digna y tengo una vasta experiencia. Lo que hice es motorizar el caso de Alfonso Oliva, un chico de 26 años que tenía ELA, que va paralizando paulatinamente el cuerpo hasta no poder mover nada”.
“Cuando lo conocí -recuerda- solo movía las pestañas, aunque estaba lúcido. Había dejado escrito que no quería ese sufrimiento, y que no quería que lo tuviera nadie. Alfonso pudo decir en algún momento que él que extrañaba de la vida era hacer el amor, jugar al fútbol y comer. Su sufrimiento era terrible, pero ni se le podía aplicar la ‘muerte digna’ porque no había nada que retirarle”.
“Nos dimos cuenta, y fuimos con tres diputadas, la necesidad de un proyecto de eutanasia. Ahora hay cinco proyectos en danza, de distintos partidos. Se ha visto como muy necesario y hay numerosas encuestas que demuestran que el 70% está de acuerdo con una ley de eutanasia. No se trata porque los legisladores descansaron siete meses sin tratar proyectos, es un espanto. Siempre dicen que no es el momento adecuado políticamente. Mientras tanto los familiares sufren muchísimo y terminan describiendo a sus seres queridos como ‘una cáscara que respira’ o un caparazón”, remarca.
Soriano reprocha algunas medidas que multiplican esos dolores y angustias, tanto por incidencia judicial como de profesionales de la medicina. “La ley es muy clara pero hay médicos encarnizados, con una obstinación terapéutica inhumana”, describe en referencia a un caso puntual que hay en Córdoba, y que sirve como paradigma de esa resistencia.
El médico insiste en que hay consenso para afrontar el tema: “la mayoría de la sociedad está de acuerdo con una ley de eutanasia que no obliga, como la del divorcio, o de ILE. Es una ampliación de derechos que no hiere a terceros, debe ser bienvenida”.
-¿Hay otros bolsones de resistencia a la ley, como parte de la corporación médica o sectores religiosos?
-Más que bolsones, son minorías, como los anti-derechos u obstructores de conciencia. Son minorías, dos fundamentales: se oponen no los fieles de la Iglesia Católica, pero sí la cúpula eclesiástica que tiene acceso a los medios; y por otro lado, increíblemente, algunos paliativistas creen que todo se soluciona con la medicina paliativa, bienvenida e imprescindible, pero a la que hay poco acceso. Para ciertos casos, lo necesario es la eutanasia.
-¿Hay casos de eutanasia por fuera de la ley?
-Así como existían los abortos ilegales, hay gente que ha llegado al hospital con intentos fallidos de que alguien le provocara la muerte. Hay casos, con toda certeza lo puedo decir.
-¿Hay un modelo a seguir, un país que sea ejemplo?
-Todas las leyes son buenas y tienen algún defecto. Los que más experiencia tienen son Países Bajos, otra buena ley es la de Bélgica; la de España no es mala, y en otros lugares como Suiza y Canadá, Colombia, está permitida la eutanasia. Hay que ver esos proyectos y adaptarlos a nuestra realidad.